Y te permites el lujo de hablarme
de moralidad, tú que simulas ser ángel encarnando el papel de un diablo. Tú que
vendiste a tu familia por un puñado de dinero, ¡víbora sin escrúpulos!…no, no
te lo permito. Ni siquiera deberías pronunciar esa palabra, moralidad, de la
que por cierto careces, y desde hace mucho tiempo. Contigo los científicos descubrirían
una nueva categoría que añadir al puñado de enfermedades mentales; “la
lourdopatía”: trastorno mental severo caracterizado por una gran habilidad para
la mentira, alta capacidad creativa e
inventiva de vida propia, manipulación en alto standing y trastorno de
personalidad múltiple y habilidad para escupir veneno” si se encuentran con una
sujeto así, HUYAN.
Al parecer, no querida mía, es un
problema conceptual. Tú que eres tan experimentada y tan lista, tú que tienes
carrera en Harvard, pero de trapichería,¿ no conoces la palabra moral? La moral
conlleva tener una serie de valores sociales, y tú el único valor que tienes es
el de tus propiedades monetarias y terrenales. Muy rica económicamente, pero
muy poco en espíritu. Un valor que nos inculcan desde pequeños, y que estaría
bien que conocieses, es el amor y el respeto hacia la familia, familia a la que
TÚ y solamente TÚ, te has encargado de romper y fraccionar. Seguro que ha
tenido que ser muy difícil para ti ser simplemente la sombra de alguien
superior, y a la que ESCUCHAME BIEN, nunca alcanzarás, porque eres mala…muy
mala.
Está claro que me equivoqué. Que
duermes a pierna suelta cada noche; ¡Fallo mío! Se trata de una tendencia mía a
buscar humanidad en personas que ni han tenido el placer de conocerla. Ahora, y
si bien me permites un consejo: Tomar tanta valeriana para calmar los nervios y
los remordimientos es mala, te agua la sangre ¿y no queremos que le ocurra nada
malo, verdad? ;) Y con esto y un bizcocho, me despido hasta las 8