Y no te molestes en volver..

. Llevas años, enredado en mis manos, en mis pelos, en mi cabeza y no puedo más. Debería de estar cansada de tus manos, de tu pelo, de tus rarezas, pero es curioso, cada vez quiero más y más. Y es que sé que quizás no conoceré a nadie como tú, no digo ni mejor, ni peor, si no como tú. Nadie me sonreirá como tú, nadie me mirará como tú, nadie me hablará como tú, con nadie discutiré como contigo y nadie me abrazará y besará como lo hacías tú. Y no sé si eso me supone un alivio o todo lo contrario, pero es un riesgo que estoy dispuesta a correr. Y es que no te das cuenta que llevo media aquí, pidiendo que te quedes, pero nunca lo haces. Siempre haces la intención de quedarte, y cuando me acostumbro de nuevo a ti, te vas. Ais!..Supongo que soy aquella loca, gorda a la que nunca quisiste del todo, no sé si por miedo, o porque siempre hay alguien, por encima de mí. Lo dicho, es tener la sensación de que siempre hay algo que se interpone en lo que quiero, es decir tú. Por esto ésta vez no quiero que vuelvas, no quiero acostumbrarme de nuevo a ti, ni a tu risa, ni a tus besos, ni a discutir día a día como solíamos hacer. Tampoco a tus abrazos o incluso a tu olor. Porque al fin y al cabo siempre acabas cansándote, te vuelves a marchar y yo como tonta, no hago más que echarte de menos. Lo nuestro nunca fue fácil, nuestros caracteres o nuestra compleja forma de ver la vida no hacen más que chocar. Pero de lo que estoy segura es de que si no me lo das tú, alguien lo hará, volveré como siempre a sentirme bien porque sin amor, yo no vivo, y a mí me sobran cojones para ir por la calle rompiendo la noche sin ti. Por eso, y concluyendo no necesito ahora ni nunca más ninguna de tus promesas, no las compres, porque no hay promesa que yo guarde. No te molestes en volver a recurrir a mí, porque ésta vez no quiero que lo hagas.